En un informe de caso de un proyecto de investigación realizado en la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad Estatal de Iowa, se examinó la perforación esofágica en el tórax (pecho) de cinco caballos. Si bien la perforación del esófago “es un evento poco común que puede ocurrir por diversas razones”, la ubicación donde el esófago se ha visto comprometido juega un papel en el pronóstico. La rotura intratorácica (dentro de la cavidad torácica) del esófago conlleva un pronóstico grave, puede ocurrir espontáneamente, puede no tener antecedentes de obstrucción (“asfixia”) y puede no descubrirse hasta que se produzca una pleuroneumonía secundaria (inflamación del tejido que recubre los pulmones). y la cavidad torácica junto con neumonía).
Este estudio analizó cinco casos, entre ellos el de una yegua frisona de 15 años. La yegua fue presentada al estado de Iowa cinco días después del transporte de Pensilvania a Iowa. Su historial médico era incierto, pero no se había "ahogado" durante el transporte. Al examinarla tenía fiebre, estaba deprimida y no comía. Su frecuencia cardíaca y respiratoria estaban elevadas, una ecografía reveló líquido en su pecho y sus análisis de sangre fueron anormales. Se colocaron tubos torácicos y se drenaron líquidos de ambos lados del pecho. La trataron agresivamente pero continuó deteriorándose. Se encontró material vegetal, compatible con heno, en el líquido que se drenaba del lado derecho de su pecho, y se planteó la posibilidad de una ruptura del esófago. A pesar del grave pronóstico, la yegua fue llevada a quirófano, donde se encontró un desgarro de 6,35 cm en el esófago junto con una hipertrofia muscular caudal (aumento del espesor de la capa muscular del esófago). La yegua fue sacrificada humanamente en la mesa de operaciones. Algunas de las conclusiones a las que llegó este grupo son las siguientes:
La rotura espontánea del esófago intratorácico puede ser más común de lo que pensamos.
Los frisones tienen una herencia genética sospechada de megaesófago.
El megaesófago se ha asociado con la rotura espontánea del esófago.
Los caballos con megaesófago pueden presentar signos no específicos, lo que requiere diagnósticos más avanzados.
La tasa de mortalidad de los caballos con rotura esofágica intratorácica es extremadamente alta.
Si bien el megaesófago es poco frecuente en la práctica clínica, la pleuroneumonía secundaria a la perforación esofágica puede presentarse con signos clínicos inespecíficos y debe considerarse en casos de pleuroneumonía sin una causa subyacente obvia.
Artículo científico: Hepworth-Warren, KL et. Alabama. “Perforación esofágica intratorácica y pleuroneumonía secundaria: cinco casos” EVE junio de 2015, págs. 283-290.